Valencia, 13 de mayo de 2021.- Raquel Barba
Esta mañana, Salvador Puigdengolas, decano del Colegio de Ingenieros Industriales de la Comunidad Valenciana, ha pasado por los micrófonos de El Intercafé, el programa que dirige y presenta José Luis Pichardo, para hablar sobre el problema del empleo público en lo que respecta a la contratación de ingenieros industriales, y sobre la emergencia de los vehículos eléctricos y su lugar en el sector.
El principal problema de la contratación de ingenieros industriales, según explicaba el decano, reside en la oferta de empleo público: “De las más de 8.000 plazas ofertadas, solo 17 han sido para ingenieros industriales. Lo que pasa en la Comunidad Valenciana es que tenemos un ratio de temporalidad superior a lo que marca la Ley de Función Pública”. Este año “la Conselleria había pedido 42 puestos de trabajo para los ingenieros industriales, pero una cosa es lo que pide la Conselleria, otra lo que Función Pública traslada a Hacienda, y otra muy diferente lo que Hacienda aprueba de acuerdo con el presupuesto que hay”, asegura.
La escasa contratación de estos profesionales tiene como consecuencia la incertidumbre para todos ellos, “y si los interinos no tienen una previsión de futuro supone también una desmotivación del empleado público, porque no puede organizar su trayectoria profesional”.
Esta dilatación de los procesos burocráticos no solo afecta a los ingenieros sino también a las empresas que los requieren, porque son ellos quienes tienen que dar el visto bueno para proseguir con las instalaciones: “Si los trámites están reglados, no hay ningún problema, pero si no damos ese primer paso, transcurre el tiempo y nos encontramos con inversiones que llevan varios años paradas”. No obstante, según afirma Salvador Puigdengolas, “no es únicamente un problema de la Conselleria de Sectores Productivos, sino que también lo tienen en otras como Medio Ambiente y Sanidad”.
Preguntado por la irrupción de los vehículos eléctricos al sector de la automoción y la forma en que se relaciona con otros productos automovilísticos, el decano ha sido claro: “El problema lo tenemos con la demonización de algunos sectores y también lo tenemos con el concepto. Si vamos a medir la contaminación de un vehículo en relación a la rueda y el motor, todos contaminan mucho, pero si empezamos a revisar el impacto medioambiental desde la materia prima y terminamos por el reciclaje, la contaminación no es tan diferente entre un vehículo de combustión y uno eléctrico”.
Algo similar ocurrió con el anuncio de la gigafactoría de baterías, que parecía que se iba a instalar en territorio valenciano, pero que al final tuvo un destino diferente. “¿Quién lo dio por hacho? El problema es anunciar proyectos que no sabemos si los podremos desarrollar. Por un lado está el boceto y por detrás hay gente interesada en que se anuncie”, cuenta.
Los profesionales reivindican algo que puede ser extrapolable a todos los ámbitos del sector automovilístico… y también a muchos otros: “Otros países ya tienen una estrategia nacional que ponga sobre la mesa el papel que tiene cada territorio en este asunto”.
Entrando en la materia del Corredor Mediterráneo, Salvador Puigdengolas, desde el Colegio de Ingenieros Industriales de la Comunidad Valenciana, empezó a ver brotes verdes, pero tiene algo claro: “No podemos parar ahí, hay otro corredor, el Mediterráneo-Cantábrico, que es esencial para la economía, y es un plan que deberíamos tener presente en nuestra comunidad”. Y no solo es esencial para la economía en su conjunto: “Las infraestructuras son fundamentales para que las industrias vengan y se asienten, y así generaremos empleos estables y de calidad”.