Este marzo pandémico, segundo de la era-COVID, sigue haciendo honor a su tradición histórica. El bueno de William Shakespeare ya nos advertía en su magnífica obra “Julio César” de que nos cuidáramos de los idus de marzo. Unos cuantos siglos después, seguimos pendientes. No solo de cuando llegan, sino de cómo acaban. Así le advirtió el vidente a César de camino al Senado, tal y como nos lo transcribió Plutarco.
Una cuestión que, salvando las distancias y con una perspectiva demoscópica, seguimos advirtiendo en el principal partido del centro derecha valenciano y español. Con el Sanchsimo a pleno rendimiento, con su bien pertrechada sala de estrategia en la Moncloa controlando el mando a distancia del tablero electoral, en nuestra tierra asistimos a un proceso de mimetización. El Presidente Puig controlando también el tempo político, mientras aquí y allí (Madrid) los eficaces talibanes ideológicos hacen su papel, asumiendo un desgaste que encuesta tras encuesta se confirma. Podemos y Compromís siguen a la baja. Radicales en sus formas, para pescar en río revuelto, día tras día están más atrapados en la sutil telaraña del poder. Su supervivencia depende de ello, y Sánchez y Puig lo saben. La hábil formula colaborativa del Botánic, copiada en la Villa y Corte sigue apuntalando esa mayoría del “bloque progresista”, en una ajustada carrera donde el fiel de la balanza electoral entre bloques fluctúa de un lado al otro, con un escaso margen de maniobra.
La última encuesta publicada este domingo (esdiario CV) así lo confirmaba. PSOE+Compromis+Unidas Podemos alcanzaban el 50’8%, mientras que la suma de PP+Vox+Ciudadanos se quedaba en el 46’8%. También confirmaba los movimientos internos de los bloques. Los socios botánicos pierden fuelle a favor del PSOE que sigue consolidando su tendencia, mientras que Populares y Ciudadanos sufren la acometida de Vox. Un escenario de incertidumbre que se acentúa aún más con una abstención que confirma la ruptura de buena parte de la sociedad con sus élites políticas. En esa horquilla alrededor del 30% (29’9% Aut 2007//29’8% Aut 2011//30’4% AUT 2015//26’3% Aut 2019//30’2% Gen 2019), va a estar una parte del futuro electoral si se es capaz de persuadir y empoderar a una parte de la sociedad que puede ser determinante en el resultado electoral.
Las posibles alianzas también van a jugar su papel. Especialmente en el bloque del centro derecha. Todos son conscientes que su fraccionamiento es garantía de perpetuidad de la izquierda en el poder. De ahí la importancia de un análisis en profundidad de su posición de partida en estos momentos. Concretamente los Populares, formación de gobierno que sigue lastrada en unos porcentajes que confirman ese castigo del 50% de su potencia electoral. Hacen faltas lecturas y reflexiones para poder salir de esa zona de estancamiento que encuesta tras encuesta se confirma. Una lectura ad intra que abra un halo de luz en una formación que ha pasado a convertirse en un partido de “cuadros”, perdiendo su principal fortaleza, una militancia proactiva que la convirtió en una extraordinaria maquinaria electoral.
La Nueva Política sigue excusándose en que ahora son otros tiempos y que las “mochilas” del pasado no tienen nada que ver con ellos. Craso error. Precisamente ahí radica una de las líneas de fractura (cleavages) que los Populares no consiguen salvar. Ese cierre en falso con su intrahistoria. Ese no reconocimiento de lo mucho y bueno conseguido. Ese olvido de cuadros que participaron en el despegue y consolidación de un proyecto ganador. Ese distanciamiento con una militancia que no entendía esa ruptura interna. Esa alienación provocada por la eficaz estrategia de la izquierda desde los Pactos del Tinell. Todo un cúmulo de despropósitos que sigue lastrando cualquier estrategia de despegue a pesar del voluntarismo de los nuevos equipos. No podemos seguir dando la espalda a nuestra esencia, la misma que nos llevó a alcanzar el 53’3% en las Aut 2007 y el 50’7% en las Aut 2011, para caer al 27% en Aut 2015 y seguir hasta el 19’3% en Aut 2019. Tocamos suelo y seguimos a la espera del tan necesario rebote. Para un partido de gobierno este no puede demorarse en el tiempo.
Todo un reto por delante. Una introspección efectiva y necesaria para recuperar no solo el alma, sino también y de manera especial, ese cuerpo electoral que le permitió transformar esta tierra de provisión.Los Populares deben sacudirse ese bloqueo. No pueden permitirse un knock aut en el tiempo. Nuestra comunitat y nuestro país tampoco. Un desafío en medio de esta tormenta perfecta con el peor gobierno en el peor momento y que, a la vista está, sigue sin desgastar a quien ase el timón del desgobierno de esta nao que se llama España.