Valencia, 22 de abril de 2021.- Raquel Barba
Julián López-Peidro es enólogo y continuador de las bodegas Chozas Carrascal, ubicadas en la Denominación de Origen Utiel-Requena. Esta mañana ha pasado por los micrófonos de A Buenas Horas, que dirige y presenta Miguel Ángel Pastor, y en el que también ha participado Chema Ferrer, director del programa Comer y Beber.
“Mis padres empezaron a diseñar lo que es hoy la bodega: un proyecto en su día totalmente innovador por la plantación de nuevas variedades que no se plantaban en Utiel y Requena”. Así empezaba la entrevista Julián López-Peidro, que continuaba explicando las raíces y la esencia de la bodega: “Mis padres siempre han creído en el ensamblaje para crear nuevos vinos, y en ese momento incluso les tildaron de locos porque era el momento de la variedad Bobal, de Cabernet… ellos fueron a contracorriente y hoy su labor se está viendo cada vez más reconocida”.
La seña de su producción reside en el conjunto de las variedades que se encuentran en la finca. “En estos vinos hay diferentes expresiones de todo lo que tenemos en el terreno, por las diferentes variedades, que dan lugar a una gran diversidad de vinos”, afirma.
Una de las señas de identidad más importantes de esta bodega son los “vinos de pago”, pero ¿en qué consiste? Julián lo explica: “Un pago es una finca, un territorio, y en este caso nosotros hemos hecho un largo estudio del suelo, de la climatología, de la variedad… durante mucho tiempo, y es ahora como un denominación de origen propia, de las Chozas Carrascal”.
En la familia cada uno aprovecha sus conocimientos para desarrollar una labor diferente: “Mi hermana es licenciada en derecho y es quien desarrolla el márqueting y la internacionalización de la bodega, se encarga ahora de la administración, y entre los dos también desarrollamos nuevas líneas de vino. En las empresas familiares cada uno tiene su capacidad de decisión, pero en las decisiones más importantes yo pido consejo tanto a mis padres como a mi hermana”.
Las ventas del producto no se limitan al ambiente nacional, ¡ni siquiera a Europa!, sino que expanden sus fronteras tan lejos como llega su pasión por lo que hacen: “Hoy en día exportamos el 50% de nuestros vinos. En Latinoamérica exportamos a México y a Brasil; en Asia, a China, y en Europa, a Bélgica sobre todo, que es un gran consumidor de vinos españoles”.
La bodega tiene tanta enseña de la familia, que la última línea recibe el nombre de la segunda generación: de los hermanos Julián y María José López-Peidro. “Los últimos vinos se llaman Anma, porque combina así nuestros nombres y porque nuestra finca es el alma de nuestros vinos”, cuenta. No obstante, aunque sea muy importante la presencia de las pequeñas bodegas locales, también lo son los vinos industriales, porque según Julián, acerca a la gente joven: “Los jóvenes se han desapegado del mundo enológico porque piensan que no lo van a entender. Pero es que los vinos no hay que entenderlos, los vinos hay que probarlos, y me da mucha felicidad cuando veo a gente joven tomando vinos como el Lambrusco, que es el primer paso para ir probando otros vinos”.
Las Chozas Carrascal no dejan de mover las turbinas y ya preparan su próximo lanzamiento, que seguro no dejará a nadie indiferente: “Se trata de una edición limitada, un cava parcelario, un gran reserva”.