Valencia, 22 de febrero de 2022-Paula Azuara
El paleontólogo y Premio Príncipe de Asturias, Juan Luis Arsuaga y el escritor, periodista, Premio Planeta y Premio Nacional de Periodismo, Juan José Millás presentaron su libro, La muerte contada por un sapiens a un neandertal en Intereconomía Valencia con Miguel Ángel Pastor.
Después de escribir un libro dedicado a la vida, La vida contada por un sapiens a un neandertal, se han vuelto a unir para crear un ensayo dedicado a la muerte: La muerte contada por un sapiens a un neandertal. Un libro que mezcla divulgación científica y literatura contada con chispa, humor e ironía. Es también una obra muy entrañable que nos recuerda lo inevitable: que todos tenemos fecha de caducidad.
En cuanto al origen del proyecto, han explicado “en el último capítulo ya dejamos caer que nos gustaría hacer un libro sobre la muerte y como hay veces que los proyectos se cumplen, pues este ha sido ese caso. De hecho, nos apetecía tanto que casi nada más publicar el libro, nos pusimos con La muerte contada por un sapiens a un neandertal”
La obra es un libro de autoría colectiva en el cual Juan José Millás se encargó de escribir. “Unos pone la sustancia y otro la forma. Yo me encargo de poner la carnaza”, confesó Juan Luis Arsuaga.
Los autores han explicado cuál fue su motivación “Nosotros no hemos hecho el libro porque venda, sino porque queríamos. El libro vende, pero aunque no vendiera, hemos disfrutado tanto en el camino que nos da igual” y añaden que “Lleva dos semanas en la calle y lleva tres ediciones. Porque creo que a la gente le interesan estos asuntos. Hay un género dedicado al duelo que tiene muchísimo éxito de manera que la gente quiere saber sobre las verdades fundamentales de la existencia”.
Han expuesto sus puntos de vista respecto a cómo se enfrenta la sociedad a la muerte: “Por un lado ocultamos los cadáveres y negamos la muerte a los niños. Pero, por otro lado, cuando salen libros sobre este asunto, la gente los devora”, opinó Juan José. Por otro lado, Juan Luís expresó que cree que “todo se industrializa a día de hoy. Toda nuestra vida lo está: desde que nacemos, nuestros nacimientos están industrializados porque acudimos a unos hospitales especializados. Incluso desde antes de la concepción en algunos casos está industrializado. La conclusión es que hemos industrializado todo, al igual que la recogida de basuras, hemos industrializado la muerte”.
La muerte ha tenido diferentes interpretaciones a lo largo de la historia, explicó Arsuaga: “En la antigüedad, la otra vida se contemplaba con una perspectiva terrorífica, se le tenía mucho miedo. Por ejemplo, los griegos pensaban que en el otro lado se pasaba muy mal y en la edad media cristiana la gente vivía aterrorizada con el infierno”. Cuando filósofos como Picuro anunciaron que no existía la otra vida, la gente respiró aliviada porque eso quería decir que no tenían que preocuparse por las penas del infierno” y añade: “Como ya no creemos en las penas del infierno, queremos seguir viviendo, pero en esta vida, no la otra. Queremos esta vida y eterna”. Millás remarcó: “fue un alivio que desapareciera la vida eterna porque la vida eterna en nuestra cultura en el mejor de los casos pasábamos por el purgatorio, a menos que hubieras comulgado los primeros viernes de mes durante nueve veces seguidas y no comieras carne”. “Yo eso lo he hecho varias veces por si acaso”.
El libro se ha publicado en un momento donde la muerte ocupa los titulares. Han reflexionado que: “Tanto rechazo a la muerte, pero los medios de comunicación están llenos de imágenes de ella. Por eso digo que es muy curiosa la relación que tenemos con ella. Es la pura ambivalencia: por un lado, nos encanta y nos da morbo y por otro lado la evitamos”
En La muerte contada por un sapiens a un neandertal queda reflejado cómo cada uno entiende la muerte. Arsuaga explicó: “Yo tengo la perspectiva evolutiva del biólogo evolucionista pues considero que es un privilegio estar vivos. Ha sido muy larga nuestra evolución hasta llegar a nosotros. Han pasado cuatro mil millones de años y ha habido tantas posibilidades de no haber aparecido como especie, que a mí esto me parece un regalo. Encuentro que es muy ingrato decirle (a la evolución) que desgracia que solo vivimos cien años. Bueno, somos la especie de mamífero que más años vive. Además, somos conscientes y podemos disfrutar de las cosas conscientemente. De hecho, el ser humano es la única criatura consiente de su muerte y por ello es la única que es mortal porque es la única que sabe que se va a morir”.” Arsuaga mostró su rechazo al existencialismo: Me parece ingrata la postura existencialista que dice que desgracia que vamos a morir todos. Yo les digo que no, que tenemos el privilegio de vivir y disfrutar de la vida.”
Por otro lado, Millás declaró: “A mí lo que me sorprende es que no nos hayamos acostumbrado a la muerte. Debería parecernos normal, pero nos parece anormal. Hay algo muy extraño. Creo que, si solo se murieran los ricos, querríamos la muerte porque pensaríamos que es estupendo. Hay algo ahí que no está resuelto filosóficamente. ¿Cómo no nos acostumbrados a algo que es tan normal? Cuando llegas a una edad, la muerte se vuelve burocrática. Cuando cumples unos años, la gente va al notario porque la muerte es algo que hay que resolver burocráticamente”.
Comentaron el capítulo en el que recorren una clínica veterinaria “Los animales envejecen igual que nosotros, pero más rápido. El proceso de envejecimiento es parecido al nuestro: pérdida de vista, el pelo pierde color, etc. es la misma pero la suya se produce a los quince años”. En el capítulo también se expone que “en la naturaleza solamente hay plenitud o muerte. En la naturaleza no hay vejez, eso es invento de una cultura y por tanto la vejez solo nos pasa a los seres humanos y a los animales domésticos y de los zoos que cuidamos como a nosotros. Fuera de estos ámbitos la vejez no existe porque a un corzo que se le rompe una pata dura dos horas en la naturaleza”.
De la vejez lo que más preocupa es el estado de la cabeza: “Muchos problemas físicos pueden ser resueltos o disminuidos gracias a los avances de la medicina. Ahora lo único que nos preocupa es la cabeza”.
El libro comienza con una cena en la que juan Luis calcula cuánto va a durar la vida de Juan José. “La estadística y sus verdades son exactas, es una de las ciencias más exactas. Uno tiene la esperanza de ir más allá del promedio, cosa que depende más o menos del 50% de nuestros genes y hábitos y ahí no podemos hacer nada”. “