– La Conselleria de Vivienda impulsa una hoja de ruta para iniciar los trabajos de un decreto que defina las condiciones que debe reunir una vivienda para ser habitada
El vicepresidente segundo y conseller de Vivienda y Arquitectura Bioclimática, Héctor Illueca, ha dado a conocer la propuesta de su departamento para elaborar la nueva normativa de habitabilidad de la Comunitat Valenciana. En el acto ha estado acompañado por la secretaria autonómica de Arquitectura Bioclimática y Sostenibilidad Energética, Laura Soto, y por el director general de Calidad, Rehabilitación y Eficiencia Energética, Alberto Rubio.
Illueca ha hecho hincapié en el artículo 47 de Constitución para señalar que dicho texto «eleva la vivienda al rango de derecho fundamental. Pero los adjetivos digna y adecuada establecen un filtro que el legislador debe desarrollar en aspectos concretos». «Ese es el objetivo central de este decreto, definir las condiciones de esa dignidad y esa adecuación».
En este sentido, ha subrayado que la vivienda «es mucho más que un recinto físico, es un espacio que nos permite desarrollar nuestra vida e implica el derecho al cobijo, al domicilio, a los cuidados, a la convivencia, a un entorno material y social, además de establecer criterios de privacidad y es un elemento clave en la ciudad».
Para el vicepresidente, «la vivienda supone integración en el tejido urbano, el acceso a los servicios públicos y facilita la toma en consideración de todas las personas como protagonistas sociales, sin exclusiones. La dignidad de la vivienda alcanza a la dignidad de las personas».
La norma sobre diseño y calidad de edificios de vivienda de la Generalitat , actualmente en vigor, se reguló constituyendo un cuerpo normativo específico denominado Normas de Diseño y Calidad 2009. Han transcurrido más de diez años de actividad en el sector de la edificación, siendo relevante la experiencia adquirida en intervención en edificios existentes, de ahí la necesidad de adaptar dicha norma.
Nuevas necesidades de la ciudadanía
El vicepresidente ha explicado que los antecedentes a este decreto han venido funcionando para garantizar las condiciones de las que debe disponer la vivienda. Sin embargo, «la innegable evolución de las condiciones de vida, las relaciones sociales y las necesidades de la ciudadanía, requieren una nueva reflexión y un marco jurídico renovado para contemplar esas exigencias», ha señalado.
La perspectiva de género, las diferentes configuraciones familiares, la referencia a la sostenibilidad y el respeto por el medio, la austeridad, las condiciones laborales, las nuevas tecnologías y los materiales, obligan a una mirada diferente sobre la vivienda, según Illueca. Todo ello, ha asegurado, «incluyendo la rehabilitación y la reutilización de espacios construidos, poniendo en valor la arquitectura y reformulando la manera de construirla, de vivirla y de utilizarla».
Este nuevo decreto tiene como objeto establecer las exigencias básicas previstas en la legislación de ordenación de la edificación, para satisfacer el cumplimiento de los requisitos básicos relativos a la funcionalidad, utilización, accesibilidad y dotación, así como las exigencias básicas de habitabilidad no desarrolladas en el Código Técnico de la Edificación, aprobado por el Real Decreto 314/2006, de 17 de marzo.
Es en el ámbito de la calidad de los edificios en donde la tutela de la administración pública se hace imprescindible para satisfacer el mandato constitucional sobre el derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada, además asequible, según la Ley 2/2017, de 3 de febrero, por la función social de la vivienda de la Comunitat Valenciana.
La secretaria autonómica de Arquitectura ha comentado que este decreto pone como punto de referencia el ahorro energético, lo que supone «buscar prestaciones de todo tipo con el consiguiente confort sin que eso suponga en ningún caso despilfarro ni agresiones al planeta que hipotequen su futuro».
Es ahí donde aparece «la flexibilidad como concepto transversal entendida tanto como la posibilidad de obtener dentro de la norma soluciones que se adapten a diferentes situaciones vitales, como la conveniencia de incorporar arquitecturas preexistentes al uso residencial, con las particularidades que sean necesarias».
Con todo ello surge la necesidad de unas normas que recojan el desafío de la excepcionalidad y el aprendizaje que han supuesto la pandemia y el confinamiento, incorporando condiciones que mejoren la resiliencia y la capacidad de dar respuesta a lo imprevisto.
Por último, el director general de Calidad, Rehabilitación y Eficiencia Energética ha hecho hincapié en la necesidad de «realizar un esfuerzo para exigir la calidad adecuada y evitar que esas exigencias de calidad y dignidad en la vivienda se traduzcan en carestía y, por ello, en una nueva barrera infranqueable para determinados sectores de la sociedad».
Del mismo modo, ha destacado la elaboración plural de este decreto, que cuenta con diferentes miradas y con debates colectivos apuntando a ese objetivo común de ofrecer diversidad a una sociedad diversa.