Valencia, 11 de marzo de 2021.- María Lozano
Andrés Goerlich es abogado de formación, cónsul honorario de Hungría y sobrino nieto del arquitecto Javier Goerlich, diseñador de la Plaza del Ayuntamiento de Valencia. Andrés preside, además, la Fundación que lleva el nombre de su tío.
Le cuenta a Miguel Ángel Pastor, en el ‘A Buenas Horas’ de Radio Intereconomía Valencia, que el derribo de la obra arquitectónica de su tío en 1963 supuso una pérdida de gran valor histórico. Javier Goerlich (1886-1972) era el arquitecto del consistorio y se encargó de construir su famosa “Tortada de Goerlich” (1933-1963), el mercado de las flores situado en la parte subterránea de la Plaza del Ayuntamiento.
Recientemente la fundación Goerlich ha editado un libro en el que recoge más de un centenar de opiniones en torno al pasado, presente y futuro de la Plaza.
“Algunos de los elementos los teníamos perfectamente localizados, desescalados, descontextualizados. Las crónicas periodísticas de la época constatan que los elementos fueron desmontados y numerados. Algunos sí lo fueron, pero otros no”, explica.
A raíz del descubrimiento de nuevas columnas y bancos procedentes de lo que antaño fue la “Tortada”, Goerlich ha expresado que le gustaría “primero inventariarlas, segundo reunirlas y tercero que de alguna manera se pueda reconstruir aquel mercado de flores, si no en la plaza, en cualquier otro lugar de la ciudad”.
Conocedor de la trayectoria histórica de las obras de su tío, Andrés Goerlich nos sitúa fragmentos de la antigua plaza en la calle Llano de Zaidía (antigua plaza de la Constitución), el actual Monumento dels Maulets o la Avenida del Cid.
“Las actuales configuraciones de la Plaza del Ayuntamiento son de 1928 a 1930. La plaza tenía una acera republicana y una acera monárquica”. Relata que “el cambio de gobierno” y “la modernidad” dejaron su impronta en la proyección de los edificios. “Neobarroco valenciano” en la “acera monárquica” del Ayuntamiento y racionalismo republicano en la parte del edificio de Correos.
El abogado entiende la ciudad “como un museo abierto las 24 horas” y asegura que la razón de ser de la fundación Goerlich “no solo es catalogar, divulgar y dar a conocer el legado y la obra de Javier Goerlich”, sino también “dar a conocer la evolución de la ciudad, sus obras arquitectónicas y su fisonomía a través de la huella de tantos arquitectos desconocidos y maltratados, por la escasa divulgación”.