Los vecinos de El Cabanyal se sienten “acosados y hundidos” con la conivencia de Ribó

Los vecinos ya no soportan la violencia descontrolada

Valencia, 11 de noviembre de 2021

La violencia en el Cabanyal es constante, se trata de un sistema de presión continua para que las mafias que operan en el barrio lleguen a conseguir hacerse con todas las viviendas del mismo, con excepción de algunos pisos turísticos que suelen ocupar jóvenes extranjeros porque les compran la droga.

El resto del vecindario estorba, especialmente se se queja o llama a la policía porque entonces pasa a ser considerado “chivato” y por tanto es una víctima estigmatizada a la que se le puede agredir, amenazar o dañar su vivienda. En muchas ocasiones las agresiones son producidas por menores, para eximirles legalmente como “cosas de críos” , o por adultos, que buscan cualquier excusa para luego decir que “se volvió loco” y tratar de escabullirse de la Justicia.

Las intromisiones en domicilio con ruido y olores de drogas están reconocidas como tales con amplia jurisprudencia pero las fuerzas policiales lo consideran como falta administrativa y no como delito, incluso cuando ocasiona lesiones físicas y psicológicas, las cuales además son indemnizables por parte del Ayuntamiento de Valencia, que ya se enfrenta a reclamaciones millonarias por parte de algunos vecinos que reclaman su Responsabilidad Patrimonial. Las agresiones verbales están a la orden del día, las físicas se reparten entre quincenas o meses.

Los servicios de limpieza tienen que actuar con el camión de recogida de enseres escoltado por la policía y hacer su tarea en algunas zonas como el Bloque Portuarios o la Calle Pescadores antes de las 11 de la mañana que es la hora en la que empiezan a levantarse los incívicos con resaca. Los vehículos circulando contradirección o aparcados sobre los pasos de cebra o en las esquinas con el motor en marcha durante horas y la música puesta delimitan su espacio al tiempo que dificultan el paso de peatones.

Las personas sentadas en el carril bici o niños jugando en el mismo frenan estos vehículos lo suficiente como para poder ofrecerles droga o acosar a sus conductoras, especialmente si estas son mujeres nórdicas. La homofobia es patente llegando a haber agresiones a personas que no visten según los estándares de masculinidad que allí creen que deben de tener, por ejemplo llevar un bañador de tipo competición los hombres. Las presiones a las constructoras para que contraten vigilantes ilegales de determinado grupo étnico y social incluyen la exigencia de “compensaciones” de 2000€ para evitar robos y vandalismo en las obras, llegando incluso a participar en ello la propias obras municipales, como las que se están realizando en la zona deportiva de la calle Dr. LLuch.

Situarse diariamente en las puertas de algunos vecinos a fumar porros y escuchar música impidiendo el libre acceso a las viviendas o el okupar un parque público durante horas, impidiendo el libre disfrute del mismo al resto de ciudadanos es una forma de violencia, delimitada en territorios señalados con las zapatillas de deporte colgando de los cables eléctricos.