Valencia, 19 de mayo de 2021.
La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) exige a la Generalitat Valenciana que destine más fondos al Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) para que pueda acelerar la búsqueda de respuestas eficaces contra las plagas y enfermedades que están situando el cultivo del caqui en el momento más difícil de su historia. Es una de las principales reivindicaciones puestas de manifiesto por la organización agraria durante una jornada técnica que reunió ayer en Alginet a más de un centenar de productores para conocer los últimos trabajos realizados por un completo equipo de investigadores del propio IVIA, encabezado por su director Rodolfo Canet, del Servicio de Sanidad Vegetal de la Conselleria de Agricultura y del Centro de Experiencias de Cajamar.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, subrayó que “el caqui presenta una problemática cada vez más elevada tanto desde el punto de vista agronómico como de la rentabilidad. La incidencia récord de cotonets y moscas blancas debido a las restricciones fitosanitarias, así como el surgimiento de resistencias de la mancha foliar a los fungicidas autorizados, han disparado las mermas de cosecha al 50% en muchos campos. Si no nos dan soluciones, tendremos un problemón y el desperdicio de fruta, tan en boca de los políticos, será tremendo. Además, el sector debe organizarse mejor a través de la creación de una Interprofesional. El caqui tendrá un futuro si logramos una gestión inteligente de la comercialización, si multiplicamos por diez la promoción (no puede ser que todavía dos terceras partes de los consumidores europeos desconozcan el caqui), si recuperamos Rusia que tenemos vetada por un conflicto ajeno al campo y si abrimos otros mercados donde el Gobierno aún no ha hecho los deberes”.
El director del IVIA, Rodolfo Canet, recogió el guante de Aguado al concluir que “el caqui es muy importante para este centro de investigación, no vamos a parar en la búsqueda de soluciones que son complejas, no siempre tan rápidas como nos gustaría y encima limitadas por la legislación fitosanitaria. Estamos trabajando en el control químico y biológico de plagas y enfermedades, pero también en nuevas variedades de caquis, métodos de postcosecha o en estudios completos de costes”.
Los investigadores del IVIA Francisco Beitia y Alejandro Tena, junto a José Vicente Bolinches del Servicio de Sanidad Vegetal, avanzaron las novedades en ensayos frente a las plagas del caqui. Las estrategias de control químico contra los cotonets con las sustancias permitidas han demostrado, en el mejor de los casos, solo un 75% de eficacia y dependen del momento de la recolección, por lo que no hay una receta única recomendada para todas las explotaciones. La lucha biológica, por su parte, se encuentra en sus primeras fases de investigación y requiere de varios años para extraer resultados. La especie más abundante de cotonets, con una presencia del 90%, es Pseudococcus longispinus y sus ataques tienen una relación directa con las poblaciones de hormigas, las cuales se alimentan de la melaza que este cotonet ocasiona en el árbol y lo protegen al menos en el 30% de las colonias detectadas. Por ello, el IVIA también ha iniciado ensayos para evitar la subida de las hormigas a las copas de los árboles desde febrero, es decir, los inicios de la temporada.
Respecto a las enfermedades del caqui, especialmente la mancha foliar, el investigador del IVIA Antoni Vicent confirmó la expansión de resistencias al grupo de fungicidas estrobirulinas –Azoxistrobin y Piraclostrobin– y reveló que hay ensayos en curso con nuevos productos cuyo uso ya está autorizado en frutales como el manzano. Vicent aclaró que en la presente campaña se puede controlar la mancha foliar mediante el resto de materias activas pero que en la siguiente, como la Unión Europea suprimirá el Mancozeb, el objetivo es autorizar nuevos formulados eficaces, tal como había solicitado AVA-ASAJA.
El director del Centro de Experiencias de Cajamar, Carlos Baixauli, defendió un plan de fertilización a la carta, adaptado a las necesidades de cada parcela, con la finalidad de optimizar los rendimientos, mejorar la calidad y evitar contaminación. Por su parte, el investigador del IVIA Luis Bonet aconsejó ajustar los tiempos de riego al tipo de suelo, acometer los riegos a primera hora de la mañana y aplicar un riego deficitario controlado para frenar la caída fisiológica de frutos y ahorrar agua.