Valencia, 29 de abril de 2021.- Raquel Barba
El actor Guillermo Montesinos, en su paso por Valencia para asistir a la exposición que acoge el MUVIM sobre el cineasta Berlanga, ha querido acercarse a Radio Intereconomía para hablar en los micrófonos de A Buenas Horas, el programa que dirige y presenta Miguel Ángel Pastor.
Después de haberla visitado, puede asegurar que es “una exposición fantástica, con todo detalle de las fotos, los libros… Me ha llamado la atención cómo, al ser Berlanga internacional, había carteles de cine en otros idiomas”.
Su andadura con Luis García Berlanga comenzó con La Vaquilla (1985), para después continuar por Todos a la cárcel (1993) y París-Tombuctú (1999), y algo que recalca mucho es todo lo que aprendió de esa experiencia. “Sobre todo en La vaquilla, al hacer un papel protagonista, fue una experiencia excepcional porque me encantaba ver cómo preparaba los planos. Parece que todo esté improvisado, pero se ensayaba muchísimo. Había días que solo ensayábamos, y ya rodábamos al día siguiente. Eso sí, al final ahorrábamos tiempo porque las escenas salían prácticamente limpias”, recuerda.
Siguiendo el recorrido por sus grandes éxitos, Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) le ha traído felicitaciones de todas partes del mundo por su personaje de taxista. Primero, por el rubio platino, y después, porque “fue un rodaje trepidante y muy arriesgado. En las escenas del taxi, empezamos a grabar con los especialistas, porque eran tomas algo arriesgadas, pero las cámaras tenían que enfocar otros planos para no enfocarles la cara. A los productores no terminó de gustarles el resultado, así que me ofrecí para hacerlas yo mismo”, cuenta. “Estaban todos asustados, pero accedieron. Rodamos las primeras tomas y salieron bien. Entonces llegó Julieta y me dijo que ella también quería hacerlas ella misma. Preguntó a los productores y accedieron, pero los pobres se subían por las paredes. No tuvimos ningún accidente, pero más de una vez estuve a dos dedos de la pared”.
También se atrevió en la pequeña pantalla con la serie Los ladrones van a la oficina (1993-1996). “En esa serie se pudo juntar a un gran elenco con Fernando Fernán Gómez, José Luis López Vázquez… porque entonces había presupuesto suficiente para ello, y los actores cobraban más de lo que cobran ahora. Tuve la suerte de conocer a Fernando y me enriqueció mucho. No sé lo rico que soy, pero cultural y profesionalmente puedo estar muy satisfecho”, cuenta agradecido.
Aunque la película que mayor impacto generó y, sobre todo, más dio que hablar, fue Amanece que no es poco (1989). “Cuando se estrenó, hubo tanto gente a favor como en contra, porque es surrealista, pero de verdad, con un texto y unos diálogos fantásticos”. Entre las experiencias más impactantes que ha vivido a raíz de esta producción, destaca algunas de ellas: “Estaba en Barcelona grabando y unos chavales en la Plaza de Cataluña se me acercaron y me narraron una escena de la película. Eran ‘amanecistas’. Se hizo incluso una asociación alrededor de ese filme, y recorridos por los escenarios. Hacen muchas cosas. Trascendió tanto en Europa como Star Wars o Regreso al futuro. Tengo incluso muñecos de la película”, asegura.
Guillermo Montesinos empezó con nueve años en los teatros independientes y ha acabado con personajes que le han enseñado grandes cosas a lo largo de su carrera. “Cuando terminé la Mili me fui a Madrid, y allí hice de todo. Había días que por la mañana hacía teatro infantil y por la noche hacía cabaret”. Aunque algo con lo que ha tenido que ir detrás siempre ha sido en su propio nombre. ¿Willy o Guillermo? Lo desvela: “Desde que empecé, profesionalmente siempre he sido Guillermo. Willy es algo familiar, y no me gusta que en los carteles se me nombre así”, concluye, entonces, Guillermo Montesinos.