Valencia, martes 14 de abril de 2021.- Raquel Barba
Como cada miércoles, la enóloga Rosa Vázquez ha pasado por los micrófonos de A Buenas Horas, el programa de Miguel Ángel Pastor, para hablar sobre El Celler, la bodega más antigua de Valencia, que data ni más ni menos del siglo XIII.
“La bodega data de los asentamientos cristianos que traía hacia Valencia el rey Jaume I. En la zona periurbana esa familia construyó su casa, y como tenían terrenos, vendimiaban, aunque no para vender el producto sino para intercambiarlo por otros”, detalles que conocen a través de escritos.
El descubrimiento fue casual y su conservación viene dada gracias a los arqueólogos que participaron de ello: “A finales de los años 90, con el plan de rehabilitación del barrio del Carmen, se construyeron unas fincas, y cuando se excavó para hacer el parking se descubrió este tesoro. Al final se dio la razón a los arqueólogos para conservar este bien porque es la primera bodega que se encuentra en el casco histórico de la ciudad de Valencia”, sí se encontró una posterior, del silo XIV, “pero no creemos que haya ninguna anterior al ‘Celler’”, asegura.
Ahora están intentando que también se tome en consideración a la bodega del siglo XIV del mismo modo que a la del siglo XIII, “y dar a conocer así el Carmen como un barrio consolidado dedicado a los vinos de la Comunidad Valenciana”.
Además, la bodega cuenta con un muy buen estado de conservación que viene dado por varios motivos: el primero, por la labor de los arqueólogos que trabajaron para que se le conservase como merecía, y por otra parte, porque “posteriormente quedó dentro de la vida de la ciudad, y era un paso y una parada obligatoria de los comerciantes. Además, no ha habido construcciones posteriores que hayan afectado a su estructura. Ha quedado enterrada, ese ha sido su secreto”.
Por suerte para este tesoro arqueológico, Proava la solicitó en el año 2009. “Empezamos a investigar y solicitamos finalmente la concesión del inmueble. Incluso propusimos hacernos cargo del acondicionamiento, porque el acceso entonces no estaba permitido. Supimos que había empresas que lo habían solicitado, pero con fines comerciales. Por eso la bodega tuvo tanta suerte de que llegásemos nosotros. Allí propusimos crear un centro de conservación del vino que protegiese el entorno”. Por ahora, hasta 2040 la bodega tiene la tranquilidad de contar con Proava a sus espaldas para que se preserve lo mejor posible a la vez que está abierta al público: “Me consta que hasta mayo no hay hueco por la cantidad de reservas que tenemos”, cuenta agradecida. Y para aquellos que no quieran esperar, Proava ha habilitado una visita virtual de la bodega, para que nadie se pierda esta reliquia de la historia de Valencia.