Valencia, 25 de marzo de 2021.- Raquel Barba
Las residencias han estado en el punto de mira durante la pandemia por la catástrofe que las ha asolado durante ya un año. El coronavirus se ha cebado con los más mayores y ha provocado cifras de fallecimientos catastróficas.
El periodista Manuel Rico ha pasado por los micrófonos de A Buenas Horas, el programa que presenta Miguel Ángel Pastor en la 107.1 Radio Intereconomía Valencia, para presentar su último libro, ¡Vergüenza! El escándalo de las residencias. En él analiza y denuncia las causas de la terrible situación que se vivió en los geriátricos.
En el libro, explica, identifica hasta cinco causas, una de ellas, que “ya había problemas estructurales antes de la pandemia. Una de las quejas de las empresas era que la atención primaria en España se desentiende de los mayores una vez ingresan en un centro”. Esto se materializó en la falta de previsión por la escasez de test de antígenos con los que localizar contagios y así poder proceder con el protocolo. “Todas estas cuestiones hicieron que solo en la primera ola el exceso de mortalidad se elevara a más de 30.000”, destaca. En números, Madrid y Barcelona lideraban el ranking en los primeros meses de pandemia. “En Madrid, más del 80% de los fallecidos se dieron en el propio centro, sin recibir ningún tipo de atención médica, y en Cataluña la cifra fue del 72%. Estoy seguro de que no se respetaron los protocolos”.
Analizando las causas de los contagios en el interior de las residencias, el autor asocia hasta cuatro: “Uno es el perfil del residente. Muchos de ellos se encuentran en estado de debilidad física. Segundo, las condiciones laborales de los cuidadores son muy precarias y no se puede garantizar siempre la máxima seguridad. Tercero, el modo de vida de los residentes. Muchos de ellos necesitan cuidados específicos y no se pueden mantener las distancias de seguridad, y mucho menos evitar el contacto. Por último, la mayor parte de las habitaciones son dobles”. Todas estas características de las residencias contribuyeron a que el virus se expandiese con rapidez a su entrada en los centros.
No obstante, detrás de todo ello hay una estructura de propiedad mucho mayor: los grandes inversores. “Hay fondos de inversión que invierten en residencias, como en otro tipo de negocios, y que se dedican a revenderlas con la mayor plusvalía posible”, explica. Los motivos por los que este tipo de negocios resulta tan atractivo a los compradores son “el envejecimiento de la población española, y por la Ley de Dependencia, que garantiza financiación pública a las empresas que operan en este sector”. Esta estructura de propiedad, lejos de garantizar una mayor inversión en la calidad del servicio privado, resulta perjudicial para los residentes y los empleados: “Evidentemente, este tipo de fondos van a anteponer el lucro a cualquier otra consideración porque es su razón de ser, no van a anteponer la calidad del servicio al lucro. No podemos criticar, por lo tanto, a las residencias una por una, pero tampoco podemos cerrar los ojos. Tenemos que estar vigilantes, porque nuestros mayores merecen unos años de vida con la mayor calidad y los mejores cuidados”.
Para muestra, un botón. O datos numéricos. Manuel Rico ha analizado los datos de once comunidades autónomas. En ocho de ellas, el mayor impacto del coronavirus fue en las residencias de propiedad privada, “incluida la Comunidad Valenciana”. Pero más que en el tipo de propiedad, la diferencia más notoria se dio en aquellas residencias que tenían detrás a un grupo de inversión: “Estos grupos tienen en la Comunidad Valenciana el 43% de las plazas, y en ellas se produjeron el 54% de los fallecimientos en residencias durante la primera ola”.
Otro asunto que no hay que olvidar es el de las competencias autonómicas. Hay, según el autor, tres grandes agujeros: “Uno es el de las inspecciones. Tenemos un modelo de inspección malo, con muchos fallos, y además no hay suficientes inspectores. El segundo es el régimen sancionador. Tenemos sanciones teóricas de hasta 1.000.000 de euros y al final casi nunca se imponen sanciones. En seis años en toda España solo se han impuesto diez sanciones de más de 100.000 euros por faltas muy graves”. La tercera carencia son las listas de espera de las residencias: “Es un derecho fundamental que no se cumple y que además está presente en nuestra Constitución”.
Como retos, Manuel Rico, el más importante para él es “que se conozca la verdad y que se demuestren las responsabilidades políticas. Respecto al presente y al futuro más inmediato, ver qué cosas funcionan bien para reforzarlas, y las que están mal para mejorarlas. Respecto al pasado, creo sin ninguna duda que el Gobierno central tendría que haber habilitado una comisión independiente para analizar lo que estaba pasando”, asegura, y concluye: “Hay toda una serie de elementos que como sociedad tenemos que presionar para que se conozca la verdad de los fallecidos y también por los familiares”.