Valencia, 22 de marzo de 2021
Política y alegría no suelen ser conceptos que vayan en la misma frase, pero en los albores de la expansión nacional de Ciudadanos fue así. La alegría imperaba, porque las bases tenían una ilusión que intentaban contagiar a familiares, amigos y simpatizantes de un modelo liberal que encajaba con una gran parte de los autónomos y pequeños empresarios.
Y esa alegría la transmitíamos desde esas bases “naranjas”, a pesar de la grave situación política que vivía España en 2014 y 2015, donde la sociedad pedía un “San Martín” para todos los políticos ante situaciones muy poco ejemplarizantes de algunos cargos públicos.
En aquella época si decidías ser político era una aventura casi abocada al desastre…pero ahí estaban las bases de Ciudadanos, para transmitir una confianza hacia otra forma más moderna y cercana de hacer política que venía a romper el frágil equilibrio del bipartidismo.
Sin embargo, la ilusión se fue desinflando con el paso del tiempo debido a las malas decisiones en la dirección de Cs, tanto a nivel local, autonómico como nacional, lo que propició que “los alegres Ciudadanos” que formaban las bases fuesen perdiendo aquella alegría
Una situación que propició un profundo desánimo en aquellas personas que habían creído en el proyecto político liderado por Albert Rivera.
Esto fue letal en la confianza de los militantes y simpatizantes de Cs, porque al final son los que sustentan a cualquier partido político, y tuvo como consecuencia los abandonos y enfados, provocados por la falta de atención de una cúpula regional valenciana que se desconectaba de las bases, al igual que sucedía en otras autonomías.
Lo que se tradujo en que los dirigentes no se mostraban como lo que decían ser, ni a obrar como lo proclamaban, por lo que llegó el momento en el que dirigían “un vehículo sin ruedas”, intentando hacer fuerte un partido que ya no tenía alegría.
Y así hasta nuestros días, donde los dirigentes que quedan solo esperan “sujetar” la firme convicción de los que mantienen viva la “llama naranja”, para que los pocos “convencidos” sigan remando en este caos.
Es decir, lo que pretende la actual dirección nacional de Cs es que los afiliados, militantes y simpatizantes sigan remando sin tener en cuenta los cambios de líder, ni los ideológicos, ni los vaivenes de la cúpula, “porque no es discutible”.
Esto supone que las pocas bases que aguantan la zozobra del proyecto sigan remando “con aquello que se les diga”, como si de una luz deslumbrante al final del camino se tratase, pero sin dejarles ver el trasfondo de esa supuesta luz que no lleva a ninguna parte.
Pero a pesar de ello, muchos de los afiliados que han formado parte de Ciudadanos o que continúan en el partido son grandes personas, ya que mantienen convicciones férreas sobre la generación de “una nueva política”.
Un factor decisivo de presente y futuro, porque esto les permitirá ser fieles con sus ideas más allá de los colores políticos a los que representen, por sus principios de honestidad y coherencia.
Así podrán seguir impregnando en cada proyecto la misma ilusión y alegría que tuvieron en Cs, para que el gran esfuerzo realizado en los últimos años no se quede solo en un proyecto de “naranjas rotos”.
Toni Milla
Fue portavoz de Cs en el Ayto de Alfafar y es coordinador de UCIN en la Comunitat Valenciana