Valencia, 23 de febrero de 2021.- Raquel Barba
Todos los días atendemos a noticias en los medios de comunicación que hablan de números de fallecidos, tanto que incluso terminan por deshumanizarse, pero el final de la vida sigue estando ahí como algo que es necesario afrontar, tanto por aquellos que padecen esa y otras enfermedades como los familiares y amigos que se enfrentan a esa pérdida.
Hoy en A Buenas Horas, el programa de Miguel Ángel Pastor de la 107.1 Radio Intereconomía Valencia, ha hablado sobre este tema José Luis Guinot, oncólogo y presidente de la Fundación Víctor Frankl, dedicada al acompañamiento de personas en el momento del duelo.
Víctor Frankl, quien da nombre a la fundación, fue un psiquiatra y neurólogo nacido en Viena que en la II Guerra Mundial padeció el paso por cuatro campos de concentración y se enfrentó a la muerte de su esposa, de sus padres y de su hermano. “De ahí salió toda su filosofía, basada en la búsqueda del sentido, porque según él, el ser humano necesita un motivo para seguir adelante, un motivo para vivir”, explica Guinot, y remarca que esa búsqueda del sentido es el objetivo principal de la Fundación y lo que la diferencia de otros programas para el mismo fin.
La pandemia ha alterado los planes de miles de millones de personas en todo el mundo, y nos ha situado a todos en el mismo lugar: “Las pérdidas nos acompañan en la vida y siempre nos pueden surgir. La pandemia está poniendo en evidencia algo que ya existía, pero que de alguna forma nos iguala a todos porque a cualquiera nos puede ocurrir”, asegura. Otra de las enfermedades que afrontan los pacientes que reciben en la fundación son los oncológicos, pero algo que destaca José Luis Guiñot y de lo que carecen los pacientes enfermos de coronavirus es precisamente cómo el cáncer da “tiempo, algo esencial para los familiares, que a diferencia de un accidente de tráfico o un infarto, da tiempo para despedirse”.
Dadas las restricciones a causa de la pandemia, la atención a los pacientes no puede desarrollarse de forma presencial, por lo que la previsión de la Fundación era que el número de personas que acudiesen a ellos disminuiría. No obstante, “hemos tenido más atenciones que el año pasado porque sigue habiendo necesidad y la pandemia lo ha puesto en evidencia ”.
No todas las personas enfrentan la muerte de la misma forma, pero según el oncólogo, la forma en que lo hacen “depende mucho de la actitud y de los apoyos que tengan en la familia. Algunas personas llegan al hospital en situación de desesperación, sin aceptar lo que les va a pasar, algo que añade sufrimiento a algo imposible de cambiar; y por otro lado nos encontramos con personas con gran aceptación y que nos demuestran que se puede llegar al final de la vida con serenidad”.
Otro aspecto que destaca es cómo las personas creyentes tienen muchos más motivos para encontrar el significado de la situación que atraviesan, y es algo que les facilita mucho el proceso de aceptación. Aunque asegura, “para un no creyente también es perfectamente posible encontrarle el sentido”.
Preguntado por la forma en que tenemos que pensar en la muerte a lo largo de nuestra vida, el oncólogo ha contestado: “No podemos estar siempre hablando de esto porque tenemos que vivir el presente. Lo que tenemos que hacer es vivir de tal forma que llegado el momento no nos lamentemos de nada. Tenemos que preguntarnos cada día si estamos haciendo lo que realmente queremos hacer. Vamos a dejar de temer al futuro y vamos a vivir con plenitud”.