Valencia, 15 de febrero de 2021- Diego Varea
El Partido Socialista de Catalunya se proclamó ganador de las elecciones catalanas, pero los números para sacar un gobierno de coalición adelante no favorecen la posible presidencia del ex-ministro, Salvador Illa, aún habiendo conseguido 16 escaños más respecto a las elecciones de 2017. Un total de 33 escaños consiguió la formación socialista, los mismos que Esquerra Republicana de Catalunya y tan solo uno más que Junts per Catalunya. A su vez, la principal sorpresa de las elecciones catalanas es la irrupción de VOX en el parlamento de la Generalitat.
El partido liderado por Ignacio Garriga alcanzó los 11 escaños, 2 más que sumando los logrados por las otras dos fuerzas constitucionalistas de derechas, Ciudadanos (6) y Partido Popular (3). Por otra parte, la Candidatura d’Unitat Popular fue la quinta fuerza política más votada, consiguiendo 9 escaños. También, En Comú, mantuvo los 8 escaños que habían conseguido en las anteriores elecciones al Parlament. De este modo, las fuerzas favorables a la independencia (ERC, JxCat y CUP), se postulan como la coalición de gobierno más posible para sacar adelante un gobierno los próximos 4 años.
La suma de los escaños obtenidos por las tres fuerzas separatistas, 74 escaños, superaría con creces la mayoría absoluta del Parlament, establecida en en 68. Ahora bien, uno de los principales puntos de la negociación, es la posibilidad de que En Comú entre a formar parte de la coalición, bien visto por ERC, pero no valorado por JxCat. Pese a esta discrepancia, la suma de escaños de los partidos independentistas otorgaría al candidato de ERC, Pere Aragonés, la presidencia de la Generalitat de Catalunya, apartando al ganador de las elecciones, Salvador Illa, a liderar la oposición.
Tal es así, que el líder de ERC descartaba un pacto con Illa, puesto que aseguró que “son partidos antagónicos” y abogó por “sumar con las fuerzas independentistas”. También, la candidata de Junts Per Catalunya, Laura Borrás defendió los resultados del independentismo puesto que “los más del 50% de los votos tendrá que tener una consecuencia”, y destacó que “ahora era el momento de que ERC dirija la negociación hacia un buen puerto”. Con los resultados ya esclarecidos, y sabiendo que será muy difícil conseguir un pacto de gobierno, Illa anunció en la sede del PSC, que se presentará a la investidura para presidente.
Una investidura que parece totalmente imposible que finalice favorablemente para Illa, en gran parte por la drástica caída de votos que ha sufrido Ciudadanos. La formación liderada por Carlos Carrizosa, sufrió una de las peores noches electorales de la historia de la formación naranja, la cuál perdió 30 escaños respecto a las elecciones de 2017, y dónde su presidenta general, Inés Arrimadas, convocó un Comité de urgencia para valorar el descalabro electoral de la formación.
También, se produjo el peor resultado de la historia del Partido Popular en las elecciones catalanas, que quedó como la última fuerza política del Parlament. Desde Génova, tacharon de “juego sucio” la campaña electoral llevada a cabo por la izquierda, y atribuyeron los pésimos resultados a la publicación del pacto de la Fiscalía con Barcenas. Unas afirmaciones que carecían de autocrítica por parte de la dirección de los populares.
Por su parte, el partido más reforzado de estas elecciones fue VOX, quién alcanzó los 11 escaños. Es por ello que Ignacio Garriga manifestó: “Afrontamos este reto con la enorme responsabilidad de representar a miles de compatriotas y liderar la oposición a la mafia separatista”. La líder de En Comú Podem, Jéssica Albiach, argumentó respecto al posible pacto con ERC: “No podemos compartir gobierno con JxCat y Aragonès lo sabe. Tenemos un Parlamento de izquierdas y habrá que entenderse”.
Por todo ello, el gran triunfador de la noche electoral fue el independentismo catalán, demostrando el calado y su crecimiento exponencial entre la sociedad pese a la situación social y económica que atraviesa Cataluña. Estos resultados conllevarán a nuevos escenarios y tensiones entre el ejecutivo estatal y el futuro gobierno independentista. La reforma de la financiación autonómica o los indultos del “procés” son dos puntos claves que el nuevo gobierno de la Generalitat abordará con el gobierno de Sánchez. Este resultado, tal y como los expertos remarcaban, se debe a la baja participación en las elecciones, puesto que los feudos independentistas son más fieles a sus partidos.
Y así fue, tras la apertura de los colegios electorales a las 09:00 hasta las 20:00 tan solo votaron el 53’5% de los catalanes, lo que suponía una participación 22 puntos menor a la de la convocatoria anterior, en diciembre de 2017. La victoria del independentismo, sumando más del 50% de los escaños, reflejó la caída inevitable de los partidos constitucionalistas. Pese a estos índices bajos de participación, a ojos de toda la sociedad, la realización de las elecciones fue un éxito por parte de todas las administraciones que las hicieron posibles. Una jornada electoral marcada por la situación sanitaria. La pandemia puso en duda si se podría ejercer con unas mínimas condiciones el derecho al voto.
Este principio democrático, fue el principal en el que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña se basó para dictaminar, que se debía de mantener el 14 de febrero, como el día de las elecciones al parlamento de la Generalitat de Cataluña. Una decisión puesta en duda por gran parte de la sociedad y los expertos sanitarios. De hecho, la jornada electoral fue atípica. Gran parte de ciudadanos optaron por ejercer su derecho por correo para no acudir a los colegios electorales y “exponerse” a un riesgo. Otra gran parte decidió no ejercer su derecho constitucional, ya fuera por descontento con los candidatos políticos, por la situación sanitaria o por pensar que estas elecciones nunca se deberían de haber celebrado.
Pero las personas que se acercaron a los colegios electorales, pudieron ejercer su derecho con todas las garantías sanitarias posibles. Las mascarillas, el gel hidroalcóholico y el distanciamiento social, fueron una constante durante todo el día. Además, la situación sanitaria obligó a modificar el transcurso electoral. La Generalitat desarrolló un protocolo con franjas horarias para garantizar una mayor seguridad. Así pues, era aconsejable que los colectivos de riesgo acudieran de 09.00 a 12.00. Las personas que debían guardar cuarentena, donde se incluían tanto positivos en COVID-19 o personas que hayan estado en contacto estrecho, podrían votar a última hora, de 19:00 a 20:00. Tras todas las medidas establecidas, veremos si en las próximas semanas, la incidencia del virus ha aumentado y la celebración del 14-F sería una de las principales causas.